Esta es una de las preguntas que
se hacen muchos padres y madres que tienen escolarizados a sus hijos/as en la
enseñanza secundaria obligatoria, siendo sus hijos/as, más o menos
inteligentes académicamente hablando. Esto genera mucha ansiedad en los padres
y madres de estos alumnos/as, ya que no saben cómo afrontar esta situación de
desajuste personal, hormonal de la edad en la que estamos (pre-adolescencia) y de desajuste pedagógico-social
entre cómo se estudia en la actualidad y cómo se deberían aprender las cosas
hoy en día. Nada en esta sociedad en la que vivimos está al margen de las
cosas. Todo lo que pasa en nuestro entorno influye en otros contextos y cada
vez hay mayor interrelación entre lo que ocurre a nuestro alrededor y nuestro
entorno más cercano. Esta es una de las ideas que quiero plasmar. Nuestros
alumnos/as de la ESO están influenciados entre ellos mismos por modas,
tecnologías, actividades, estilos etc etc… Esta variable es muy importante a la
hora de valorar un decaimiento o desmotivación en los estudios de un alumno/a. No
hay nadie que viva al margen de lo que pasa en su entorno y no le influya.
Nuestros alumnos/as tienen que estudiar, pero la clave está en la discordancia
existente en cómo queremos que estudien ( en algunos centros escolares, por
suerte ya no en todos) y cómo quieren estudiar ellos, sentimiento ajustado a la
realidad actual en la que vivimos, con cambios constantes, tecnología, trabajo
en equipo múltiple, creación de proyectos… Estudiar bajo la antigua pedagogía
académica hace daño a los alumnos/as, les desmotiva y crea rechazo al estudio.
En este momento es cuando nos preguntamos si es el alumno/a el desmotivado o es
el sistema quien le desmotiva. Está claro que valores como el esfuerzo personal
y la actitud personal son claves para entender este proceso pero actualmente el
sistema solo entiende el esfuerzo a la antigua usanza (la del palo y la
zanahoria). Nuestros alumnos tienen un
fuerte potencial para adquirir y explotar nuevos conocimientos, pero como queremos medirlos, evaluarlos y que
trabajen de la misma forma que hace 100 años. Esto no concuerda. Esto es anti
natural. Es más, solo algunos profesores/ras se han dado cuenta de esto y quieren
cambiar sus formas y estilos de hacer clase y sólo algunos centros escolares,
están trabajando en una innovación
pedagógica actual a los tiempos en los que estamos.
Después de esta variable tenemos
el campo de las relaciones interpersonales y personales. Aquí juega un papel
importante las competencias de cada uno de los alumnos/as a la hora de
enfrentarse a situaciones entre él o ella y los demás. Dada la edad en la que
estamos (12-16) la influencia positiva y negativa de sus iguales, de los profesores/as
y del contexto familiar, es el siguiente factor para entender que es lo que
ocurre. Estas competencias no se adquieren de una forma global, es lo que
llamamos proceso de madurez de la persona. Pero ya sabemos que esto es
diferente en función de las circunstancias en las que estamos. Entender y
comprender esta situación, hará que no nos enfoquemos exclusivamente en el
alumno/a, en sus propias debilidades que seguramente tendrán unas consecuencias
negativas en su autoestima. Tenemos que demostrarle que le entendemos y que
vamos a estar ahí para ayudarle y superar cualquier reto que tengamos presente.
Por lo tanto, antes de
preguntarnos qué le pasa a mi hijo/a o al alumno/as, reflexionemos un poco
sobre su entorno y las relaciones personales y no busquemos nuestro foco
en el alumno/a exclusivamente.
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