martes, 2 de septiembre de 2014

LA VUELTA A LA NORMALIDAD

Ya estamos de vuelta del verano. Comenzamos la vida ordenada, estructurada que nos marcan los horarios laborales y el de los colegios de nuestros hijos. Toca madrugar, tener preparadas las cosas, las prisas por llegar a tiempo y un sin fin de cosas.
Nuestros hijos han pasado un verano donde lo normal es que las normas y los horarios así como determinadas obligaciones se hayan pasado por alto. Siempre digo que el verano los niños y niñas se “asilvestran”.  No está mal del todo que de vez en cuando rompamos con las normas y la monotonía de hacer siempre las mismas cosas.  No olvidemos que los niños son creativos y estar haciendo siempre las mimas cosas y rutinas hacen que se comporten mal o se desajusten conductualmente.
Lo que toca ahora es volver a la norma. Dependiendo de las edades tenemos varias oportunidades que no debemos desaprovechar. A los más peques, los hábitos de sueño, higiene y juegos, les vendrá muy bien para adaptarse a nuevos horarios.  Hay que ser constante en estos hábitos y de forma natural, la adaptación será buena. Muchos de ellos, iniciaran su camino en una escuela infantil o en un colegio nuevo. Esto va a suponer unos  cambios a los que tenemos que estar bien atentos. Volver o iniciar el colegio hace que el niño mejore su autonomía personal a todos los niveles, especialmente porque se separa físicamente de su mundo familiar mas cercano, donde los padres y madres vigilan atentamente a sus hijo y cubren todas las necesidades. Pero es en el colegio donde nuestro hijo va a tener que relacionarse con compañeros iguales a él o ella, en entornos diferentes donde va a tener que poner todo de su parte para superar esta etapa.  Esto significa que tiene que ver las cosas de diferentes puntos de vista al suyo propio, de naturaleza egoísta. Deberemos estar atentos a posibles situaciones que dificulten temporalmente este periodo de adaptación. Estas situaciones son problemas en conciliar el sueño nocturnos, que dejen de comer, que estén muy sensibles llorando por cualquier causa o que nos demos cuenta de algún cambio significativo en su forma de ser.
Aquí los padres y profesores tienen mucho que hacer para que todo vaya con naturalidad. Hay que observar, mirar y darnos cuenta de cualquier cambio que directa o indirectamente influya en nuestros hijos con el fin de superar cuanto antes cualquier grado de ansiedad que esta situación genere al entorno familiar. Los padres debemos demostrar seguridad y confianza en las decisiones que tomemos y comunicar al niño lo positivo de todo ello aunque percibamos que por su edad o situación no nos haga ni caso. NO debemos demostrar desconfianza en los centros educativos y mucho menos en nuestras actuaciones.
Con respecto a los más mayores, la vuelta al colegio y la llegada de las normas o rutinas,  es algo fácil de asumir. Lo bueno de todo, es que podemos implantar desde el principio los hábitos que deben asumir nuestros hijos desde YA. La mochila, la ropa, el cuarto de baño, la habitación, los tiempos de la consola para jugar a los videojuegos, el tiempo de ver la tele, poner la mesa, lavarse los dientes, hacer los deberes…. La regla numero 1, es no repetir las cosas igual que el curso pasado, donde cada dia, repetía a mi hijo lo que tenía que hacer. A pocas personas les repiten en su trabajo todo lo que tienen que hacer cada dia. Dejemos claro y por escrito las cosas que haya que hacer a diario, cuando, como y donde. Que inicie el camino de la responsabilidad, la toma de decisiones y saber las consecuencias que uno tiene cuando no cumple sus cometidos. Démosles uno voto de confianza y apliquemos el valor de la educación donde se merece estar y NO chillando ni  castigando día tras día a nuestros hijos. Muchos de vosotros pensareis que esto es difícil. Aquellos que lo piensen, la posibilidad de éxito en esta bonita tarea se reduce en más de un 50%. Tenemos que confiar en nosotros mismos un poco más, en confiar en nuestros hijos más todavía, y sobre todo en aumentar nuestras dosis de paciencia y nerviosismo.

Debemos iniciar el curso con fuerza positiva, con ganas de mejorar año tras año, y no continuar con los gritos o las desesperaciones. No hay que olvidar que nuestros hijos e hijas son mucho  más inteligentes que nosotros y no debemos menospreciarles ni lo más mínimo. Los padres que confían en sus hijos, que se mantienen en las normas, que son constantes y que buscan el éxito de sus hijos y no el fracaso, son padres y madres que generan confianza en sus hijos y les muestran el rol propio de lo que se espera de ellos a medida que van madurando.

Bueno, aquí os dejo un texto para reflexionar, para comentar o para divulgar. Y si necesitas ayuda, no dudes en que un buen profesional te ayude en la bonita y apasionante aventura de  educar. 

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