Por fin llega el verano, esa época
donde muchos padres se relajan después de haber sufrido un año escolar duro: Haz
los deberes!!! Estudia!!! Cuando tienes los exámenes?...que os voy a contar que
no sepamos. El curso escolar crea en muchas familias una situación de estrés y
ansiedad que no facilita en nada los aprendizajes de nuestros hijos y se crean
ambientes emocionales no aconsejables en la familia. Está claro que nuestros
hijos deben cumplir con unos de sus principales retos en la vida que es la de
superar la etapa educativa de la mejor forma posible y siempre pensando en sus
capacidades. Los colegios se marcan sus objetivos por áreas y deben cumplirlos
si o si. Y a veces, algunos profesores piensan que cuanto más estudien en casa
mejor. Hay muchas opiniones a favor y en contra de hacer los deberes en casa, y
esta situación tiene por el momento una solución difícil. Aquellos alumnos que
no han podido superar las evaluaciones del curso deberán seguir estudiando
durante el verano para tener una segunda oportunidad y seguro que a muchos
padres o a casi ninguno le hace gracia esta situación.
Las vacaciones de verano suponen
una gran oportunidad para reforzar aprendizajes o volver a estudiar los
contenidos que no hemos aprobado. La oportunidad también se encuentra en la
mejora que tienen los niños y niñas de poder programarse sus tiempos y
planificarse sus tareas a lo largo de las largas vacaciones de verano.
Antes de ponerse hacer los
deberes, debemos sentarnos con nuestro hijo o hija y ayudarle según su edad, en
distribuir los tiempos y las tareas que le han encomendado por parte del
colegio o le hayamos puesto nosotros. Este trabajo de planificación le ayudará
a darse cuenta de todo lo que tiene que hacer y le creará un sentido de la
responsabilidad ya que además de distribuir las tareas deberá planificar cuando
y donde las va a realizar. Si por la mañana o por la tarde, si en el comedor o
en el balcón viendo la playa o las montañas. El niño debe implicarse en sus
tareas al máximo y NO debemos estar detrás de él o ella, recordándole todo el
verano lo que tiene que hacer y cuando lo tiene que hacer. Es importante
conocer el grado de responsabilidad que nuestro hijo tiene sobre sus tareas y
conocer su grado de implicación. Está claro que estudiar en verano es un rollo
pero tendremos que buscar formulas que le motiven para ese esfuerzo que debe
realizar.
A la vez de una buena
planificación de su trabajo, debemos tener claro qué ocurre cuando no se
realizan las tareas para no improvisar las cosas. La pregunta es: qué ocurre si
los trabajos que nos hemos comprometido hacer cada día no se hacen? El niño
debe conocer antes de que las cosas ocurran las consecuencias de no cumplir con
los compromisos establecidos y los padres no pueden estar improvisando cada dia
lo que le van a decir por la falta de incumplimiento. Evidentemente se debe
trabajar siempre que la situación lo permita con el refuerzo positivo y también
será bueno comunicarle que si cumple sus obligaciones tendrá una recompensa
acorde al esfuerzo realizado.
Una cosa muy importante, es
dejarle la autonomía suficiente en función de su edad, para que nuestro hijo
vaya dándose cuenta de los tiempos, es decir, a qué hora debo iniciar mi
trabajo sin que nadie me los diga. Por ello, es bueno que los niños a partir de
cuarto de primaria, lleven un reloj de pulsera para qué empiecen a tomar
conciencia de las horas, ya que para muchos de ellos, el dia no tiene fin. Bueno,
espero poder ayudar un poco a pasar unas buenas vacaciones escolares.
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